lunes, 7 de septiembre de 2009

CUANDO EL VERANO YA SE VA

PÉRDIDA
El estío está muriendo lentamente como un bocado de aire deslizándose entre los dedos. Dos jóvenes se besan intrépidos detrás de los cerezos. Tras la puerta, una nota no entonada busca la mano del poeta. Panero dijo ser amigo de Chejov en un jardín apenas cultivado. Los primeros rayos del otoño arrastran los cuerpos hacia el centro de la vida como un amor que se fue una mañana de verano.

martes, 18 de agosto de 2009

PALIMPSESTOS

VOCES Y VERSOS

Las palabras de los hombres

en su lecho de aire

son un soplo de muerte

esta noche de silencio.

Una mujer de fuego y nieve

decía adiós tras los cristales.

Vino a mi casa como un viento

de invierno aullando a la luna llena.

Parecía caminar sobre un mar de hielo.

Sus ojos trazaban una estela blanca

entre estos versos tristes

que nunca encontrarán su barco.

Y sonaba esa música lejana por última vez.


HOMENAJE A GIL DE BIEDMA DESDE LA POSMODERNIDAD

TOTAL AMOR II
El silencio me abraza lento como una estatua de mármol bajo un cielo de agua. La palabra es una hoja seca perdida en el aire. Mi cuerpo flota sin rumbo entre este mar invisible que me asola. La noche escribe mensajes secretos sobre mi pecho. Mis ojos están ciegos ante el mundo. Frente a mi casa suena un batir de alas cayendo sobre el tiempo.

miércoles, 5 de agosto de 2009

EN TORNO A LUIS ANTONIO DE VILLENA

Luis Antonio de Villena tiene fama de poeta excéntrico e intelectual. En cuanto al primer adjetivo, lo raro siempre ha sido connatural al arte mismo. Rubén Darío escribió un libro titulado Los raros sobre el tema, que es fiel reflejo de lo que el escritor supone para la sociedad en la que se sitúa. Pero volvamos a nuestro poeta. Villena sí, en parte puede ser excéntrico, pero más bien en su aspecto físico, y esto no tiene la más mínima importancia si hablamos de arte. Lo que importa es la obra que el artista nos deja y es irrelevante su estilo de vestir porque en nada afecta a la literatura. De hecho, el valor intrínseco de la literatura reside en que se rige por valores propios que superan las ideas establecidas con las que analizamos la realidad objetiva.
Intelectual es su formación y la enorme cultura que atesora, pero su poesía irradia ante todo vida y calor humano. Invito a que lo comprobéis leyendo Las herejías privadas. Feliz y enriquecedora lectura.

EXPERIENCIAS LECTORAS




A mi maestra, Nieves Oliván
Cada viernes anhelábamos que llegara ese momento con la ilusión de quien sabe que a veces un suspiro puede durar toda una vida evocado desde el recuerdo del paso inexcusable de los días. Hoy se diría que ayer fuimos niños inocentes que un día soñaron con hacer de nuestros días una ventana de vida abierta al mundo de los sueños. José María Merino podría haber recogido en sus Cuentos de los días raros lo que de raro tenía nuestra monótona existencia. Si Merino hubiera escrito ya sus cuentos en aquella época, seguro que nos hubiera gustado parecernos de mayores al profesor Souto de “Celima y Nelima”, pero todavía no había llegado el momento. Era demasiado pronto para pensar que algún día saldríamos de esa escuela y todos nuestros sueños formarían parte de un pasado perdido en la memoria imposible de recuperar. Todos estos pensamientos no eran por entonces sino meras disquisiciones de un futuro improbable.
Finalizado el recreo de la mañana, esperaba alegremente junto a la puerta. Nos sentábamos sin dilación en el suelo formando un círculo. Entonces, ella, abría las dos hojas de la ventana, levantaba la persiana hasta asegurarse de que la estancia quedaba suficientemente iluminada, y cogía el grueso libro con la delicadeza de quien sabe poseer entre sus manos la llave que abre la puerta de la fantasía y de la libertad. Desde el mismo momento en que entonaba su voz, sus palabras constituían el mejor antídoto contra el paso del tiempo. Se alzaban puras y melódicas entre los primeros rayos de sol del mediodía como aquel sueño blanco de violetas que soñara Juan Ramón. Percibir su melodía ante nuestros ojos convertía nuestra infancia en una primavera eterna y pura que escondía el más valioso de los tesoros. Se diría sumidos en un “viaje secreto” en el que todos nosotros éramos aventureros que viajaban guiados por la lectura infinita de una historia interminable.
Bastián leía la historia sentado en su biblioteca en el mismo momento en que Nieves Oliván nos leía a nosotros la historia que él mismo protagonizaba. La existencia literaria de aquel joven muchacho se nos antojaba tan próxima a la nuestra que ninguno de nosotros hubiera dudado de que era un integrante más del círculo, un compañero de clase sentado entre nosotros que escuchaba con atención devota la lectura de nuestra maestra.
Durante el tiempo que duraba este ritual sagrado, la rutina diaria, los miedos, los aviones plateados, los coches teledirigidos, los veranos junto al río, las noches de acampada entre los pinos bajo el fulgor de la luna llena, las carreras en bicicleta… eran pequeñas estaciones de un tren que realizaba un trayecto desconocido. En un vagón sin nombre viajábamos todos nosotros en busca de un lugar donde hacer de la vida un libro infinito con el que poder compartir todos nuestros sueños.
Una brisa fugaz de primavera acariciaba nuestros rostros. Nieves entonaba la melodía de un himno íntimo que embellecía nuestras vidas. Éramos felices pero sabíamos que un día se cumpliría la profecía que otras noches nuestros padres anunciaron. Más allá de la materialidad de aquel instante, nos habíamos resignado a aceptar que el tiempo es un reloj de arena que no se detiene. Sabíamos que un día creceríamos y nuestras vidas quedarían en manos de fuerzas avasalladoras que regirían nuestros destinos. Una mañana despertaríamos esperando que todas las semanas hubiera un viernes en el que Nieves nos leyera un nuevo capítulo de La historia interminable. Pero ese viernes no llegaría más. Y entonces, pensaríamos que un día Bastián fue un niño que nos enseñó a comprender el verdadero significado de los sueños. Gracias, “señorita Nieves”.
De nuestra infancia nos quedó la idea de lectura como pasión, como deseo incontenible con el que descubrir otros mundos alternativos que extirparan la monotonía del mundo real. Pero se cumplió la profecía: creceríamos, y Bastián dejaría de ser el niño idílico que a todos nos hubiera gustado ser mientras éramos pequeños para convertirse en el niño que nunca pudimos ser.

Experiencias lectoras redacción

lunes, 3 de agosto de 2009

POEMA INAUGURAL

TIEMPO ENTRE PÁRPADOS

Este salir de las horas

con los ojos siempre abiertos.

Párpados de tiempo partidos

por un rayo. Esperamos

que el lamento persistente

de la luna nos acoja

en su letargo.

Vivimos apenas un segundo

bajo el calor de los años.

Cuando la vida penetra

en nuestros cuerpos,

la noche ya ha grabado

en fuego el secreto de los días.

Miramos las horas que se fueron

como un coro de risas

que no regresará a buscarnos.

Seguidores